Una mujer. Una sala de espera. Griselda Gambaro construye con humor, ácida ironía y ternura una metáfora que trasciende el despojamiento al que se enfrenta la protagonista. Más allá de las peripecias que debe sortear esta mujercita golpeada por la vida en la ante sala de un supuesto productor, ese espacio, esa espera, de algún modo nos involucra a todos. Y es en ese tránsito de ser despojada, que lo admite, lo incluye y construye a pesar de él... ¿o a partir de él?.
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