¿Y qué hacemos ahora que estamos contentos?
Mixto Compañía teatral
Sumergidos es una apuesta doblemente audaz, ya que no sólo ingresa al código del absurdo desde las actuaciones: dos actores que reflejan el interior humano de los personajes, creando con facilidad atmósferas oníricas y permitiendo al espectador captar la atemporalidad y la multiplicidad de espacios, sino que, también presenta la conformación de un texto que sin dejar de ser una creación original, soporta los inter-textos de uno de los mayores exponentes del género: Samuel Beckett (Esperando a Godot) y de una figura emblemática del mundo del teatro, como lo es Antonin Artaud (El teatro y la Peste).
Tanto la acción como la no-acción transcurren en la bodega de un barco, de procedencia y destino desconocidos, donde podemos ver la relación de estos dos hermanos que a través de diálogos repetitivos, secuencias carentes de una lógica convencional y un gran despliegue del lenguaje corporal, nos muestran un vínculo que oscila entre el amor y el odio, el miedo y la comunión. Dentro de una situación cíclica que encierra a los personajes en un desesperante sin sentido, resulta interesante pensar un paralelismo con el Mito de Sísifo, que los induce a una rendición implícita, pactando con el automatismo, dejando en evidencia una triste ilustración de la condición humana que subraya la absurdidad de la existencia.
La música compuesta para la ocasión por Diego Dzikovski, no es un detalle menor en esta pluralmente singular propuesta que nos ofrece Fabio Tiberi.
Sinopsis
Un trabajo prometedor reúne a los hermanos Carrillo para embarcarse en un viaje del que no habrá retorno.
Viéndose confinados a una tarea autómata llegarán a perder los límites, y con ellos la visión de la realidad.
La bodega de un barco los sumergirá en un proceso de descomposición, enfrentándolos con su historia, su vínculo y un futuro que no presenta escapatoria.