Ouroboro

Tomando el vacío como aquello que contiene todas las posibilidades, Ouroboro indaga en los limites del cuerpo como jeroglifico. Buscamos la continuidad en aquello que aparenta ser fragmentado, investigando posibles configuraciones de macro y micro patrones de movimiento.

Cuenta Luis Garay sobre la obra

Ouroboro continúa mi investigación acerca de los posibles diálogos entre forma y contenido. El cuerpo lingüístico es ahora más jeroglífico que nunca y en ese vacío del lenguaje yace el dialogo con el observador. Vacío para hablar del lenguaje, tiempo para hablar del tiempo. Ouroboro Investiga posibles relaciones entre macro y micro patrones de movimiento evidenciando la continuidad que reside en todas las cosas aparentemente fragmentadas.

Sobre la puesta

Ouroboro es como jugar a las muñecas rusas, o jugar a viajar en el tiempo, o a caminar en el vacío. Parto de la premisa de que un espacio vacío, contiene todas las posibilidades, "el vacío" es algo relativo entonces.

Me interesa la verdad de la forma y "los cuerpos" que del cuerpo se desprenden: el espacio, el tiempo y la energía generan nuevas configuraciones y posibilidades mentales acerca de lo que experimentamos, investigar estas nuevas formas de conocimiento presentes en todos y todas partes es una tarea que me interesa. Uso el signo para anularlo, uso el poder de la imagen (inaugurado por las leyes del mercado), para abrir el juego de los significados. Uso el cuerpo como signo para devolverle su propio vacío y, si lo invado de imágenes, exagerando su condición de maquina consciente, será solo para devolverle su noble lugar de Medium, de canal. Y si lo dejo caminar sin rumbo, será sólo para devolverle su lugar virgen, sinsentido. Pues que más sentido puede haber que aquél que se le otorga a algo. Otros nombres que podría tener este trabajo son: Medium, Puentes, Cuántico o Máquina. Elijo Ouroboro porque ya es un símbolo en si mismo, refiere a los opuestos, es ancestral, tiene sonoridad propia y contiene la palabra oro en portugués"