Veinte años de toda esta vaina. ¡deben ser celebrados, pués!
Celebrar puede ser un lujo o por el contrario un ritual insustituíble. Porque hay motivos para el simple festejo y hay otros que son tan significativos que deben ser celebrados. Si no lo hiciéramos, nos quedaríamos con sensación de ingratitud frente a la vida.
Han transcurrido veinte años de esta compañía, que desborda por todos lados el concepto de grupo de teatro, y que se parece mucho más a una familia, a una tribu, a una comunidad. Vamos a celebrarla como es menester.
Decidimos invitar a subirse al escenario a algunas de las personas que por unas u otras razones, son partes importantes de nuestra historia y de nuestra construcción como colectivo humano.
Pero sobre todo nos gustaría mucho que vengan ustedes. Todas y todos ustedes. Que vengan como puedan, como quieran. Ojalá con su presencia y un abrazo que nos reúna. Y si no se puede así, del modo que les resulte posible. Al menos con un instante de ojos entrecerrados y una sonrisa por el recuerdo del momento en el que nos cruzamos, que nos conocimos, que fuimos parte de algo.
En estos veinte años pasaron cientos de personas queridas, miles de espectadores que nos dieron sentido. Y casi treinta personas que, de diversos modos, formaron y forman parte de este grupalidad indeleble. A todas y todos ustedes.. A todas y todos nosotros. ¡gracias!
Los invitamos a celebrar con teatro y música. Con abrazos y brindis. En nuestra trinchera cultural, que nos contiene como un hogar y sin la cual tampoco seríamos los que somos, nuestro bastión arte-revolucionario: Hasta Trilce
¡Vengan a celebrar!... que pasará mucho tiempo hasta que hagamos otra de estas.
¡Están todas y todos invitados!