La historia nos lleva a la casa de Herbert Tucker, un escritor de películas de Hollywood, pero lo que está a punto de suceder podría ocurrir en cualquier ciudad que conozcamos.
La acción comienza cuando a la casa de este escritor, llega de sorpresa su hija Libby, a quien él abandonó junto a su hermanito y la mamá de ambos, cuando Libby tenía 3 años, hace de esto ya 20 años.
Libby, que está comenzando como actriz, cree que tiene derecho a pedirle a su padre que la ayude con su incipiente carrera, criterio que él no parece compartir. Pero esto es sólo la punta del iceberg ...
El genio del multipremiado Neil Simon (Extraña pareja, Sweet Charity, El último de los amantes ardientes, etc.) nutre los diálogos de la obra de un humor constante que surge, entre otras cosas, del desenfado de esta chica que descoloca con sus comentarios al prestigioso-autor-yo-me-las-sé-todas que es su padre. Por momentos una ametralladora de chistes nos hace relajar y de pronto un instante conmovedor nos toma con la guardia baja.
Es gracias al tercer personaje de la obra, Steffy, la amante de Herb que muy inteligentemente y sin proponérselo se convierte en confidente por momentos, espejo en otros, que vemos como estas personas se modifican delante de nuestros ojos. Añadiendo capas y espesores a la relación que tenían, vemos que este reencuentro les hace descubrir que después de tantos años, ni todas las preguntas habían sido respondidas, ni todo lo que creían parte del pasado era tal, ni los sentimientos eran lo que ellos suponían. Esto resulta tan gracioso como desconcertante; así son las relaciones humanas.
Una comedia de la que uno sale distinto de como entró.