Arde la sombra de un fuego

Ya esta. Prometeo, el titán, ha sido encadenado por robar el tesoro a los olímpicos y entregarlo a los humanos. Por su amor a los efímeros mortales va a sufrir por toda la eternidad. Que ironia. Nosotras estamos desorientadas como en el medio de un bosque. Protegemos con nuestras manos una pequeña llama. Una lumbre que ilumina el tiempo inútil, el ocioso, el del loco y los ahogados.

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