Un tranvía llamado deseo es un clásico del teatro norteamericano. Estrenada en Broadway en 1947, dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando y Jessica Tandy, la producción ganó dos Premios Tony y el Premio a la Mejor Obra del New York Drama Critics Circle, además del Premio Pulitzer en 1948.
En 1951, Elia Kazan decide dirigir la versión cinematográfica, protagonizada esta vez por Marlon Brando y Vivien Leigh, la cual se hizo acreedora de 4 Premios Oscar, 3 Golden Globes, 1 BAFTA y 1 Copa Volpi del Festival Internacional de Cine de Venecia.
Es una de las obras teatrales más representadas alrededor del mundo y premiadas de la historia y ha sido interpretada por actores internacionalmente reconocidos como Cate Blanchett, Rachel Weisz, Jessica Lange, Anthony Quinn y Glenn Close, entre otros.
Sinopsis
Blanche Dubois llega inesperadamente a la casa de su hermana Stella en la cuidad. Su actitud remilgada y arrogante crea desconfianza en su cuñado Stanley, un rudo obrero de origen inmigrante, cuya personalidad atrae y repele a Blanche con la misma fuerza. Mientras Blanche se deja fascinar por este nuevo mundo, la determinación brutal de Stanley por develar sus secretos la llevarán a retirarse aún más de la realidad hacia un mundo ilusorio.
- Autoría:
- Tennessee Williams
- Adaptación:
- Daniel Veronese
- Actúan:
- Guillermo Aragones, Guillermo Arengo, Paola Barrientos, Guido Botto Fiora, Beatriz Dellacasa, Paula Ituriza, Gonzalo Martínez, Diego Peretti, Martín Policastro, Érica Rivas
- Diseño de vestuario:
- gabriela pietranera
- Diseño de escenografía:
- Jorge Ferrari
- Diseño de luces:
- Eli Sirlin
- Asistencia de dirección:
- Romina Lugano, Sebastián Mallo
- Promoción teatral:
- Tammy Piaskowski
- Prensa:
- Debora Lachter
- Producción técnica:
- Andrea Czarny
- Producción ejecutiva:
- veronica elizalde, Daniel Grinbank
- Dirección:
- Daniel Veronese
- TEATRO APOLO (EX LORANGE) (2011)
- 2011-04-22 - Un tranvía llamado deseo (A SALA LLENA)
- 07/10/2005 - El teatro está hecho de la falta y su correspondiente melancolía - Por: Gisela Girolami