Quizás algún desprevenido no haya escuchado hablar de Boluda, o bien, de Coty, la conductora de un programa de cable de interés, supuestamente, femenino, en fin: del personaje creado por Fabio Alberti cuando él era parte, junto a Diego Capussoto, de Todo X 2 pesos, una producción para televisión que salió al aire entre 1999 y 2002 y que hoy podría ser considerada como un programa de culto. Coty Nosiglia, tal el nombre completo del personaje, es una parodia, hecha en una estética naif, de esas conductoras y, por añadidura, de todo el mundo que las rodea. Pues bien: Alberti acaba de estrenar el Chacarerean Teatre (al mismo tiempo que en Mar del Plata y otros lugares de la costa atlántica) un espectáculo en el que Coty sale de la TV y nos hace partícipes de su vida. Su vida boluda e impune.
Fabio me pregunta ni bien me siento "¿cuándo viniste a ver el espectáculo?". Hace calor y llueve con sol. "El viernes, el día del estreno", le contesto. A lo que responde con cara de "¡ah!, ¿justo el viernes?".
Es que el estreno fue corto. Demasiado corto para sus fans (los fans de Boluda, claro), ésos que festejaban y vitoreaban el ingreso de Coty al espacio escénico al grito de "¡boluda, boluda!", aquellos que hoy pueden entran a su blog y conocer, así, más profundamente, el mundo de Boluda total.
"Yo no hice ensayo -cuenta, y me sorprende con la frescura de la declaración-. Lo que se dice formalmente ‘un ensayo', no hice -repite-. Porque me cuesta ensayar solo. ¿Ensayar para mí? ¡Mmm! No me veo y me siento medio pelotudo. No me la creo con el jogging arriba del escenario. Como el personaje ya lo tengo, más que nada el trabajo consiste en estudiar la letra. En la cabeza yo tenía algo armado, pero no le había tomado el tiempo. Creí que estaba más largo... Así que el viernes, cuando terminó y me dijeron que había sido cortito (41 minutos), dije: ‘¡Nooo! ¡Está re corto!'. Al día siguiente me levanté temprano para escribir un poco, alargué algunas partes, agregué texto. Ahora dura una hora el espectáculo. Además, como el viernes fue el estreno, los nervios me hicieron correr. Ya en la segunda función relajé, dejé que la gente aplaudiera, que lo disfrutara. Ya tuvo otro ritmo la cosa".
-¿Nunca habías llevado el personaje de la televisión al teatro?
-No... -piensa- ¡ah!, sí. En realidad había participado con Boluda en los espectáculos de Qué noche Bariloche, en uno de ésos.
-Pero no haciendo algo tan largo.
- No. Así no. Nunca había hecho un show para el personaje.
- Hiciste muchos personajes con resonancias muy argentinas ¿Por qué creés que éste tuvo tanta pegada?
-Muchas veces ese tipo de cosas tienen que ver la continuidad, con la repetición. Un sketch de peso todas las semanas en Todo X dos pesos, por ejemplo, hace que se fije un personaje en la gente. Y aparte de eso...mmm... ¡Yo qué sé! El personaje pegó.
- ¿Por qué elegiste esa música?
- Es de Ray Conniff. Me parece que está buena para musicalizar la previa. Esa música acompaña el café concert. Pero eso fue en el estreno. Ahora la cambié. Uso música de DJ Angélica.
- ¿Y por qué ese nombre, Coty Nosiglia? (En Todo X 2 pesos solían usar nombres de personas conocidas, para asignarlos a un personaje, cuyo mundo, además sucedía en otro contexto).
-Eso es muy mío. Le puse, por ejemplo, Nurio Quintela a un "espectaculólogo". Coty me suena femenino. Siempre fui de jugar con los nombres conocidos. Me gusta más eso que ponerle algo más obvio, que suene a boluda.
-Lo que pasa es que esos nombres tienen resonancias en la Argentina...
-Bueno. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de que los nombres no sean obvios.
- ¿Cómo hiciste para sacar el sketch del formato de apariciones semanales y extenderlo hasta hacer un espectáculo teatral?
- El trabajo fue sentarse y escribir. El espectáculo no tiene nada que ver con lo que hacía la Coty que veíamos en la tele, porque ahí está acotada a un set de televisión y a la conducción de un magazine para la mujer. Acá es una diva que canta "con un pianista de verdad", como dice ella, una diva que monologa y cuenta otras cosas y canta. Es algo más íntimo. El trabajo de alargarlo tuvo que ver con empezar a contar todo ese mundo de ella que nunca se contó, a diferencia del sketch en la TV, en el cual ella es conductora y está puesta más en el afuera.
-¿Qué facilidades y qué dificultades expresivas te produce este cambio del soporte televisivo al teatral?
- Para mí el personaje gana en el teatro. Yo haciéndolo tal vez no me doy cuenta, pero mi mujer -coautora del texto- me decía: "Es impresionante: Coty sale y es una mina de 1,90 arriba del escenario, con mucha presencia". Eso está bueno para el teatro. El hecho de cantar, de interactuar con el público, le suma, le da otros matices que en la tele no tenía.
- Además de la construcción del personaje, el espectáculo se sostiene, sobre todo, en el texto.
-Sí. Está sostenido en el guión. Es un texto sin malas palabras, sin golpes bajos, sin recurrir a morisquetas. El espectáculo se sostiene desde la palabra. Creo que es ésa mi manera de hacer humor: con la palabra. Es un texto que hay que pensar. Está dicho por una boluda, pero a veces hay que escucharlo dos o tres veces para entender el chiste.
- ¿No improvisás texto?
-Ahora un poquito. Por ahora no mucho, porque todavía tengo la letra con pinzas. Si me pongo a improvisar, me pierdo. Estoy tratando de acotarme a lo que hay, pero lentamente lo estoy abriendo, pruebo cosas. Si veo que funcionan, las agrego al guión y así lo voy alargando. La improvisación, más que nada, viene a partir de la interacción con el público. Si alguno me grita algo, siempre tengo una salida.
-¿Para armar este personaje, en su comienzo, tomaste como modelo a la conductora Cecilia Zuberbuhler?
- Sí, pobre. Quedó escrachada. Pero era un momento en el que no existían tantos programas de cable como el que hacía ella. Vos pensá que este personaje ya tiene 15 años. El cable no tiene muchos años más. Hace 10 años usábamos celulares grandotes, grabadores con casete, etc. Las cosas cambiaron bastante desde entonces. Hoy tenés millones de programas de cable, pero en aquel momento no.
- Pero había conductoras de televisión de programas supuestamente de interés femenino, que enseñaban cosas inútiles.
- Sí, pero Coty está inspirada en las conductoras de programa de cable con poca producción, como era en ese entonces, con poca luz, con otro ritmo que el que tienen hoy. A mí me divertía mucho mirar a Cecilia Zuberbuhler.
-¿Qué te divertía?
-Y... -se ríe-, el programa. Y lo que es maravilloso es que en 15 años no cambió nada. Está igual.
-¿Te inspiraste en ella y ya? ¿La vas recreando al mirar otras conductoras de televisión? ¿O quedó congelada y te decís: "Coty es así"?
-Digo: "Coty es así". Igual, de repente, veo cosas de Mirtha (Legrand), de Susana (Giménez) y pienso: "Esto es Boluda, Boluda absoluto". Para mí son muy boludas. Pero el personaje también fue ganando, ya que surgió a partir de una parodia de una conductora de televisión y hoy es más que eso. Hoy son muchísimas las mujeres que dicen: "¡ay!, en el trabajo me dicen Coty", o "en casa, cada vez que hago determinadas cosas, mis hijos me cantan ‘boluda, boluda'", y no son conductoras.
-¿Querrás decir "cierto tipo de mujer"?
-No. No es un tipo de mujer. Se trata de la boludez cotidiana que nos pasa a todos. A mí o a vos, cuando cerramos el auto y dejamos la llave adentro. Le pasa a cualquiera. Podría sucederle a un hombre.
-¡Pero ésta es más boluda que eso!
-Bueno: es naif. Está marcada con una cosa inocente y naif. No existe nadie como Coty.
-Digo: todos hacemos boludeces, pero me parece que hay una mirada crítica un poco más ácida sobre ella, a pesar de que es naif.
-No, no. Yo no lo hago como crítica ni como mirada.
-¿No sos consciente de eso?, ¿de que, de alguna manera, es una palazo? Coty es una boluda que sostiene un sistema de creencias, también. Vive en un country. No creo que seas tan inocente al respecto.
-Por supuesto. Pero hay boludos que viven en un country. Lo que quiero decir es que no es una cuestión de género, sino que es una crítica en general.
- Este texto lo escribiste con tu mujer. ¿Cómo trabajaron en la escritura?
- En general, juntos. Nos sentamos, escribimos. Partimos de una frase, la abandonamos. Después la retomamos. No escribimos mucho. Media carilla por día, una carilla por día. "Ya está. Me cansé. ¿Cuánto escribimos hoy? Una carilla. Listo: mañana seguimos -ríe-". Escribimos con la línea de pensamiento que tiene Coty. Lo que agrego luego, con el correr de las funciones, son chistes efectivos, cosas cortitas.
-¿Arribaste a esa línea de pensamiento solamente parodiando?
-Si bien está la idea de una parodia de la conductora de cable, el personaje surgió de mí, de una boluda mía, de mi cabeza.
-¿Cómo decidiste la estética del personaje, el hecho de que iba a tener tacos, o la peluca? Obviamente, tu humanidad es muy diferente a la de cualquiera que estuvieras parodiando.
-El pelo no recuerdo. No sé si habrá sido la primera peluca que encontré en el canal, o si de las que había me gusto ésa. El cortecito carré siempre me gustó de Coty. Ella no cambia el corte. Puede cambiar el color, pero el corte no. Está hecho con estilo. El vestuario en este espectáculo es más imponente. Acá está más diva. Ella siempre fue mucho más recatadita, muy de su casa. A la vez, hay una cuestión que incide en las decisiones, que tiene que ver con que la camisa debe ser cerrada y la manga necesariamente larga, por los pelos.
- Siempre decidiste vos cómo era. No tuviste mirada de afuera.
-En el comienzo no. Ahora mi mujer a veces me compra algún accesorio y me rompe las pelotas para que me pinte las uñas. Y eso lo arma más. Lo bueno del personaje, retomando esto de que me preguntabas al principio acerca de por qué pegó, es que está bien hecho, bien construido. Cuando la mirás no me ves a mí, ni ves a un hombre. Arriba del escenario ves a Coty, esa mina que es esa boluda. Y eso significa que está logrado. Coty piensa como una boluda, tiene su línea de pensamiento. Yo estoy atravesado por el personaje.
- ¿Pensás que este personaje da para hacer Boluda 1, Boluda 2, que podría contar hoy su vida y mañana otra cosa?
-Seguro. Mientras el personaje crezca y se dispare para distintos lugares, puede hacer lo que sea. Nadie sabe lo que le va a pasar mañana.
-Vos insistís con esto de la inocencia de Coty, pero es obvio que el personaje tiene resonancias críticas. No es casual que metas frases tristemente célebres como "¡Síganme!", o alusiones a Nora Dalmasso.
-Pero yo no pienso en esa crítica. El personaje va para adelante. Yo me divierto con eso. Ella tiene esas salidas de boluda. Una boluda maneja esa información medio de oído, impunemente. Esa impunidad le da mucha frescura. Le permite, en teatro, que pase lo que sea. El sonidista le pregunta: "¿tenés encendido el micrófono?". ¿Y qué importa si lo tiene encendido o no? Si está apagado, vos o cualquier espectador le puede gritar "¡Boluda!: ¡encendé el micrófono!". En cualquier otra obra no puede pasar eso. Yo acá puedo salir con el micrófono apagado y cuando me gritan eso decir: "¡ah!, ¿hay que encenderlo?". O sea: cualquier error, cualquier cosa que pase, le suma.
- Hablás de la impunidad y pienso en Susana Giménez o Mirtha Legrand.
- Ellas son impunes. O sea: Coty sería espontánea. ¿Susana es espontánea? ¡Cuánta espontaneidad! En realidad no es espontaneidad. Es ser boluda.
-¿Ese tipo de conductoras te han hecho notas cono Boluda Total?
-Coty estuvo trabajando en el programa de Susana. Un mes. Cuatro emisiones. Y me echaron. Iba en vivo y un día se demoró mi participación. Salí al final y el programa terminó con Coty. El sonidista mandó el cierre del programa de Susana con la música de Coty. Nunca nadie levantó eso y fue maravilloso. Quedó Susana con la imagen habitual (creo que era la Fragata Sarmiento), con el fondo musical de "Boluda total, boluda, boluda", durante 30 segundos al aire. Y me echaron a mí. "¡Echá al sonidista! ¿Por qué me echas a mí?". No quisieron correr más riesgos.
-¿Pero cómo toman esas conductoras tu personaje?
-¡Ah!, nadie se siente aludido. "¡Ah!, esa boluda que vos hacés. ¡Qué simpática!", dicen. Ninguna se hace cargo de su boludez. En esas altas esferas nadie se asume en ningún momento.
-¿Por que incluís canciones? Son momentos de mucho humor en este espectáculo.
-Porque la idea era hacer un café concert. Y si es un café concert hay que cantar. Yo canto espantoso, pero ése es el atractivo. Coty canta como puede cantar Susana Giménez en la apertura de su programa: chocha de la vida y desafinando como un perro. Si cantara como Elena Roger no sería gracioso.
-¿Cómo produjiste el espectáculo?
-Costó cero pesos. Como siempre, las cosas surgieron a partir de la falta, la necesidad y la carencia. La peluca me la regaló Guido Naya. El vestuario lo habíamos preparado para un espectáculo que se iba a hacer hace cuatro años y nunca se usó. Había quedado tirado en un depósito. Lo rastreé. Y allí estaba, lleno de polvo, adentro de una bolsa de consorcio. Con respecto al calzado, Mauricio Dayub me dijo "Yo tengo unos zapatos de mujer que usé una vez". "Bueno: dámelos", le contesté. Pero eran 41 y yo calzo 43. Me los probé y me pareció que me iban. Ni ensayé con los zapatos. El día que me los puse para el estreno, a los 10 minutos no me daban más los pies. Eso fue el viernes. El sábado tenía que resolverlo, así que lo llamé a Humberto Tortonese y le pedí un par. Me separó unas sandalias número 41, pero al menos eran abiertas. Se me rompieron en esa función. Así que volví a los de Dayub, apretados, toda la gira semanal y me fui hace dos días a un negocio en Olivos que vende zapatos de mujer hasta el talle 44. Está bárbaro porque no son zapatos de travesti que te salen un ojo de la cara, que te los hacen a medida y tienen unos tacos enormes de acrílico. Yo, en cambio, quería unos cómodos, con taco chino (ya me sé todo). La cuestión es que me probé 12 modelos, a la vista de las señoras que salían y entraban y me miraban raro.
-¿Boluda es o se hace?
-Lo dice en el teatro: ella no se hizo nada. Es toda natural.